Ha sido el sueño de cientos de niñas torrevejenses. Una ilusión infantil que, como en los cuentos de hadas, se hacía realidad en una noche mágica. Ya en lo mejor de su juventud, Torrevieja las elegía para personificarse en cada una de ellas. Así es nuestra ciudad: una mujer amante de sí misma y de sus gentes; de su cultura y tradiciones; orgullosa de lo que ha sido, es y puede llegar a ser. Así es la Reina de la Sal.
Cuando apenas faltan unas horas para que se conozca la torrevejense que ocupará el nuevo eslabón de esta cadena de representación de nuestro sentir más intrínseco, en en “Torrevieja, semana vista”, nos adentramos de lleno en esta figura, evocando su ayer y contagiándonos del sentimiento de añoranza que desprende quien ha de ceder su cetro y ceñir la corona a su sucesora.